lunes, 5 de julio de 2021

ASPECTOS MÉDICOS EN EL EVANGELIO SEGÚN MATEO

 


ASPECTOS MÉDICOS EN EL EVANGELIO SEGÚN MATEO

 

Edgardo Rafael Malaspina Guerra

 

1

Generalidades

El Evangelio según Mateo es el primero y el más completo. Contiene información sobre Jesús, sus milagros, incluyendo los relacionados con la Medicina , el Sermón de la montaña. y sus parábolas llenas de simbolismo y sabiduría.

Mateo (Don de Dios) nació en el siglo I. Murió en el 74. Era recaudador de impuesto antes de convertirse en apóstol.   La pintura La inspiración de San Mateo (1602) de Caravaggio es una muestra importante del arte religioso. Los capítulos 26 y 27, correspondientes a la pasión y muerte de Cristo, y final de Judas, son el libreto de La pasión según San Mateo (1728) de J S Bach.  

En una de las novelas inspiradas en Fausto de Goethe, El Maestro y Margarita de Mijaíl Bulgakov(escrita entre 1928 y 1940, pero publicada en 1966) hay una conversación entre dos de los personajes de la obra, Leví Mateo y el Diablo, para ventilar el problema filosófico fundamental, el del bien y el mal.

Leví Mateo llama al Diablo “espíritu del mal y dueño de las sombras, a lo que Satanás responde:

“Has pronunciado las palabras como si no reconocieras la existencia del mal y de las sombras. Por qué no eres un poco amable y te detienes a pensar en lo siguiente:¿qué haría tu bien si no existiera el mal y qué aspecto tendría la tierra si desaparecieran las sombras? Los hombres y los objetos producen sombras. Esta es la sombra de mi espada. También hay sombras de árboles y seres vivos. ¿No querrás raspar toda la tierra, arrancar los árboles y todo lo vivo para gozar de la luz desnuda? Eres un necio”. “Si Dios creó el bien, también creó el mal”.

2

Filosofía y sabiduría:

-No sólo de pan vive el hombre.

- Y si alguno te quiere citar ante el juez para quitarte la túnica, abandónale también tu manto. -Y si alguno te quiere llevar por fuerza una milla, ve con él dos.

-Da a quien te pide, y no vuelvas la espalda a quien quiera tomar prestado de ti.

- Cuando, pues, haces limosna, no toques la bocina delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser glorificados por los hombres.

- Tú, al contrario, cuando haces limosna, que tu mano izquierda no sepa lo que hace tu mano derecha, para que tu limosna quede oculta, y tu Padre, que ve en lo secreto, te lo pagará.

- Cuando oréis, no seáis como los hipócritas, que gustan orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las calles, para ser vistos de los hombres.

- No os preocupéis, entonces, del mañana. El mañana se preocupará de sí mismo. A cada día le basta su propia pena.

- No juzguéis, para que no seáis juzgados.

-  ¿Por qué ves la pajuela que está en el ojo de tu hermano, y no reparas en la viga que está en tu ojo?

- Pedid y se os dará; buscad y encontraréis; golpead y se os abrirá. 8Porque todo el que pide obtiene; y el que busca encuentra; y al que golpea, se le abre.

 

3

Curiosidades:

 

Curiosidad 1:

La curación de un leproso:

Cuando bajó de la montaña, le fueron siguiendo grandes muchedumbres. Y he aquí que un leproso se aproximó, se prosternó delante de Él y le dijo: “Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme”. Y Él, tendiéndole su mano, lo tocó y le dijo: “Quiero, queda limpio”, y al punto fue sanado de su lepra. Le dijo entonces Jesús:  “Mira, no lo digas a nadie; sino ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita por Moisés, para que les sirva de testimonio”.  (8: 1-4).

¿Por qué Jesús emplea esa frase final de “ mira , no se lo digas a nadie”? Desde el punto de vista de la psicología cotidiana (Lo prohibido es lo que provoca) y del motivo y la sustancia del chismorreo, el cotilleo y la noticia de “radio bemba” ¿no está incitando a que precisamente se hago todo lo contrario?

Curiosidad 2:

Cuando salía Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritando: “¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!” Y al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les dijo: “¿Creéis que puedo hacer eso?” Le respondieron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos diciendo: “Os sea hecho según vuestra fe”. Y sus ojos se abrieron. Y Jesús les ordenó rigurosamente: “¡Mirad que nadie lo sepa!”. Pero ellos, luego que salieron, hablaron de Él por toda aquella tierra.(9:27-31)

La advertencia :“¡Mirad que nadie lo sepa!” es equivalente a la anterior y con las mismas observaciones.

Curiosidad 3:

“Jesús, al saberlo, se alejó de allí. Y muchos lo siguieron, y los sanó a todos. Les mandó rigurosamente que no lo diesen a conocer”. (12: 15-16)

Estas contradicciones sólo demuestran una cosa: la naturaleza humana de Jesús.

Curiosidad 4:

Más adelante en 10: 5-8 Jesús precisa la misión de los apóstoles que incluye las curaciones (las cuales, lógicamente, serán públicas y notorias) en aparente contradicción con la fórmula anterior de ocultar estos milagros:

“Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad fuera demonios. Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente”.

Curiosidad 5:

“Porque, vino Juan, que ni comía ni bebía, y dicen: «Está endemoniado.» Vino el Hijo del Hombre, que come y bebe, y dicen: «Es un glotón y borracho, amigo de publicanos y de pecadores». Más la Sabiduría ha sido justificada por sus obras.”(11:18-19)

¿Era Jesús un glotón y un borracho? ¿No fallaba en un banquete? ¿Por qué algunos cristianos no liban argumentando que su religión se los prohíbe?

4

Aspectos médicos:

Curaciones:

-Y recorría toda la Galilea, enseñando en las sinagogas de ellos, y proclamando la Buena Nueva del reino y sanando toda enfermedad y toda dolencia en el pueblo.  Su fama se extendió por toda la Siria, y le traían todos los pacientes afligidos de toda clase de dolencias y sufrimientos, endemoniados, lunáticos, paralíticos, y los sanó. Y le siguieron grandes muchedumbres de Galilea, Decápolis, Jerusalén y Judea, y del otro lado del Jordán.(4:23).

Luego vinieron buscando alivio a sus dolencias “los afligidos por diversas enfermedades y tormentos, los endemoniados, lunáticos y paralíticos, y los sanó”.

Ayuno:

-Cuando ayunéis, no pongáis cara triste, como los hipócritas. (El ayuno era total: sin comidas y bebidas durante todo el día).

La curación de un leproso:

Cuando bajó de la montaña, le fueron siguiendo grandes muchedumbres. Y he aquí que un leproso se aproximó, se prosternó delante de Él y le dijo: “Señor, si Tú quieres, puedes limpiarme”. Y Él, tendiéndole su mano, lo tocó y le dijo: “Quiero, queda limpio”, y al punto fue sanado de su lepra. Le dijo entonces Jesús:  “Mira, no lo digas a nadie; sino ve a mostrarte al sacerdote y presenta la ofrenda prescrita por Moisés, para que les sirva de testimonio”.  (8: 1-4).

Curación de un paralítico:

Cuando hubo entrado en Cafarnaúm, se le aproximó un centurión y le suplicó, diciendo: “Señor, mi criado está en casa, postrado, paralítico, y sufre terriblemente”. Y Él le dijo: “Yo iré y lo sanaré”. Pero el centurión replicó diciendo: “Señor, yo no soy digno de que entres bajo mi techo, más solamente dilo con una palabra y quedará sano mi criado. Porque también yo, que soy un subordinado, tengo soldados a mis órdenes, y digo a éste: «Ve» y él va; a aquél: «Ven», y viene; y a mi criado: «Haz esto», y lo hace”. Jesús se admiró al oírlo, y dijo a los que le seguían: “En verdad, os digo, en ninguno de Israel he hallado tanta fe”. Os digo pues: Muchos llegarán del Oriente y del Occidente y se reclinarán a la mesa con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos, mientras que los hijos del reino serán echados a las tinieblas de afuera; allá será enllanto y el rechinar de dientes”. Y dijo Jesús al centurión: “Anda; como creíste, se te cumpla”. Y el criado en esa misma hora fue sanado. (8:  5-13).

Curación de una fiebre y otros males:

Entró Jesús en casa de Pedro y vio a la suegra de éste, en cama, con fiebre. 1La tomó de la mano y la fiebre la dejó; y ella se levantó y le sirvió. Caída ya la tarde, le trajeron muchos endemoniados y expulsó a los espíritus con su palabra, y sanó a todos los enfermos. De modo que se cumplió lo dicho por medio del profeta Isaías: “Él quitó nuestras dolencias, y llevó sobre Sí nuestras flaquezas” (8:14-17).

 

Curación de otro paralítico:

Subiendo a la barca, pasó al otro lado y vino a su ciudad. Y he aquí que le presentaron un paralítico, postrado en una camilla. Al ver la fe de ellos, dijo Jesús al paralítico: “Confía, hijo, te son perdonados los pecados”. Entonces algunos escribas comenzaron a decir interiormente: “Éste blasfema”. Mas Jesús, viendo sus pensamientos, dijo: “¿Por qué pensáis mal en vuestros corazones? ¿Qué es más fácil, decir: «Te son perdonados los pecados», o decir:  «Levántate y camina?»  ¡Y bien! para que sepáis que tiene poder el Hijo del hombre, sobre la tierra, de perdonar pecados —dijo, entonces, al paralítico—: Levántate, cárgate la camilla y vete a tu casa”. Y se levantó y se volvió a su casa. (9:1-7).

 

¿Quién necesita un médico?

-No son los sanos los que tienen necesidad de médico, sino los enfermos. (9:12).

 

La mujer con flujos de sangre. (Curación de la hemorroísa)

Se conoce como curación de la hemorroísa a uno de los milagros de Jesús, mediante el cual fue sanada una mujer que padecía flujos de sangre,1​ algo que en su tiempo se consideraba vergonzante.

 

Y he ahí que una mujer que padecía un flujo de sangre hacía doce años, se aproximó a Él por detrás y tocó la franja de su vestido. Porque ella se decía: “Con que toque solamente su vestido, quedaré sana”. Más Jesús, volviéndose, la miró y dijo: “Confianza, hija, tu fe te ha sanado”. Y quedó sana desde aquella hora. (9: 20-22)

La hija de Jairo*.

 

Mientras les decía estas cosas, un magistrado se le acercó, se prosternó y le dijo: “Mi hija acaba de morir, pero ven a poner sobre ella tu mano y revivirá”.

Cuando Jesús llegó a la casa del magistrado, vio a los flautistas, y al gentío que hacía alboroto, y dijo: “¡Retiraos! La niña no ha muerto, sino que duerme”. Y se reían de Él. Después, echada fuera la turba, entró Él, tomó la mano de la niña, y ésta se levantó. Y la noticia del hecho se difundió por toda aquella región. (9:23-26).

*Este relato me ha hecho recordar viejos tiempos escolares, allá en Las Mercedes del Llano. Estudiaba sexto grado en el Grupo Escolar Monseñor Rodríguez Álvarez. Para una escenificación teatral yo debía recitar los versos de Andrés Eloy Blanco sobre este milagro bíblico.  Varias estrofas quedaron grabadas para siempre en mi memoria de este hermoso poema:

 

 LA HIJA DE JAIRO

 

 

                    I

 

¡Yo la amaba, la amaba!... Quedó yerta;

La muerte al fin le marchitó las rosas...

Yo estaba cerca de la niña muerta,

Llorándole las manos luminosas...

 

¡Yo la amaba, la amaba!... Sus colores

eran de rosa en la mañana aquella

y el rosa huyo como al morir las flores

cuando llegó la Muerte junto a ella.

 

¡Blanca, blanca!... ¡Qué blanca se me puso!

¡Cómo se disolvió con la blancura!

Su mano completó la vestidura...

¡Cómo prolonga el algodón el huso!...

 

¡Yo la amaba, la amaba!... Voces buenas

clamaron lejos: —¡El rabí ha tornado!—

Jairo partió en su busca y a mi lado

La blanca niña era una nube apenas...,

 

Llegó el rabino. Y todos fueron mudos,

Silenció su plañir la plañidera...

Llegó el rabino de los pies desnudos,

Maduro el trigo de la cabellera...

 

¡No es muerta... duerme!... el tañedor reía...

¡No es muerta... duerme!, y Jairo sollozaba...,

y era una nube así la niña mía

y a su lado, temblando, yo la amaba...

 

—No es muerta... ¡duerme!... y le ordenó: ¡Levanta!

Y ella se alzó, delgada del martirio,

Y una voz le subió por la garganta

Como una abeja que abandona un lirio.

 

Y yo la amé de nuevo, resurrecta;

Su misma voz, su misma luz tenía,

Pero la Muerte la dejó perfecta

Con la blancura de morirse un día...

 

Murió de nuevo un día... Yo la amaba,

Mas sin remedio, se murió ese día...

—¡Vuelve, Rabino, ¡vuelve!... yo clamaba,

pero el Rabino rubio no volvía.

 

Pasó la niña veinte siglos muerta,

Murió Cafarnaúm de Palestina,

Y el alma mía, inútil y desierta,

Lloraba inmortal sobre la ruina.

 

¡Yo la amaba, la amaba!... Su blancura

la buscaba en la blanca nebulosa,

su cabellera entre la noche oscura

y en el poniente su color de rosa...

 

Y al fin la hallé... escondida entre los tules

De una puesta de sol, estaba Ella;

Su carne inmóvil entre dos azules

Inauguraba la primera estrella...

 

Y la encontré más blanca todavía,

Flotando en el azul, sin vestidura,

¡Qué blanca estaba así!... la niña mía

tras veinte siglos de blancura...

 

Clamé al amor entonces... Voces buenas

Dijeron a lo lejos: ¡Te he escuchado!

Clamé al eterno Amor... y a mi lado

La blanca niña era una nube apenas...

 

Llegó el amor. Los cielos fueron mudos,

Su leve paso silenció la esfera,

Llegó el eterno amor de pies desnudos,

Maduro el trigo de la cabellera...

 

No es muerta... ¡Duerme!... y le ordenó: ¡Levanta!

Y ella se alzó, delgada del martirio,

Y una voz le subió por la garganta

Como una abeja que abandona un lirio.

 

Y ha vuelto a mí... su cabellera oscura,

Su misma voz... pero en la mano fría

Con veinte siglos de amasar blancura

Persiste el miedo de morirse un día...

(Andrés Eloy Blanco)

 

Jesús da vista a dos ciegos

Cuando salía Jesús de allí, dos ciegos lo siguieron, gritando: “¡Ten piedad de nosotros, Hijo de David!” Y al llegar a la casa, los ciegos se le acercaron, y Jesús les dijo: “¿Creéis que puedo hacer eso?” Le respondieron: “Sí, Señor”. Entonces les tocó los ojos diciendo: “Os sea hecho según vuestra fe”. Y sus ojos se abrieron. Y Jesús les ordenó rigurosamente: “¡Mirad que nadie lo sepa!”. Pero ellos, luego que salieron, hablaron de Él por toda aquella tierra.(9:27-31)

 

Misión pe los Doce :  curar es parte del apostolado-

Estos son los Doce que Jesús envió, después de haberles dado instrucciones, diciendo: “No vayáis hacia los gentiles y no entréis en ninguna ciudad de samaritanos,  sino id más bien a las ovejas perdidas de la casa de Israel. Y de camino predicad diciendo: «El reino de los cielos se ha acercado». Sanad enfermos, resucitad muertos, limpiad leprosos, echad fuera demonios. Recibisteis gratuitamente, dad gratuitamente. No tengáis ni oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni alforja para el camino, ni dos túnicas, ni sandalias, ni bastón; porque el obrero es acreedor a su sustento. (10: 5-8)

 

Jesús habla de sus curaciones

Jesús les respondió y dijo: “Id y anunciad a Juan lo que oís y veis: Ciegos ven, cojos andan, leprosos son curados, sordos oyen, muertos resucitan, y pobres son evangelizados; ¡y dichoso el que no se escandalizare de Mí!” (11: 4-5).

 

Curación del hombre de la mano seca:

De allí se fue a la sinagoga de ellos; y he aquí un hombre que tenía una mano seca. Y le propusieron esta cuestión: “¿Es lícito curar el día de sábado?” —a fin de poder acusarlo—. Él les dijo: “¿Cuál será de entre vosotros el que, teniendo una sola oveja, si ésta cae en un foso, el día de sábado, no irá a tomarla y levantarla? Ahora bien, ¡cuánto más vale el hombre que una oveja! Por consiguiente, es lícito hacer bien el día de sábado.” 13Entonces dijo al hombre: “Extiende tu mano.” El la extendió, y le fue restituida como la otra. Pero los fariseos salieron y deliberaron contra Él sobre el modo de hacerlo perecer. (12:9-14).

 

Curación de un endemoniado:

Entonces le trajeron un endemoniado ciego y mudo, y lo sanó, de modo que hablaba y veía. Y todas las multitudes quedaron estupefactas y dijeron: “¿Será éste el Hijo de David?” 2Más los fariseos, oyendo esto, dijeron: “Él no echa los demonios sino por Beelzebul, el príncipe de los demonios.” (12: 22-24)

 Otras curaciones:

Cuando Jesús alimento a as cinco mil personas “vio una gran multitud, y tuvo compasión de ellos, y sanó a los que ellos estaban enfermos” ( 14:14).

Sanó a los enfermos de Genesaret (14:34). Sacó el demonio de la hija de la mujer cananea (15:28). Curó cojos, mancos, ciegos cerca de mar de Galilea (15:30-31). Sacó el demonio de un lunático (17:14-21). Cuando salió de Galilea  “les siguieron grandes multitudes, y los sanó allí” (19:2). Luego de salir de Jericó le devolvió la vista a dos ciegos. (20:29-34).

 

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